Si algo te cuesta un ojo de la cara es que te ha supuesto un gran esfuerzo, trabajo o sacrificio conseguirlo. O directamente que es demasiado caro. En Translation-Traducción queremos explicarte por qué se dice esta frase y de dónde proviene el significado que se le ha dado a «costar un ojo de la cara».
No andas muy desencaminado si piensas en el origen de esta expresión de una forma literal, porque de hecho los tiros vienen por ahí, o mejor dicho los flechazos… Todo se remonta a la época de la conquista de las Américas a principios del siglo XVI. Y la historia de esta expresión gira en torno a un personaje: a Diego de Almagro. Diego de Almagro fue un conquistador y un explorador español que participó en diversas misiones, de hecho su reputación se la ganó tras colaborar estrechamente en misiones con Francisco Pizarro y, sobre todo, por ser oficialmente el descubridor del actual territorio de Chile.
Pero no es oro todo lo que reluce, porque a pesar de ostentar una gran trayectoria profesional, también se llevó sus palos. El más sonado fue en una expedición realizada en torno al año 1525 en la actual Colombia. Almagro fue a socorrer a Pizarro, y justo en ese momento unos indígenas le atacaron y le hirieron en el ojo con una flecha. Almagro quedó tuerto.
Cuando Almagro regresó a España se entrevistó con el monarca de la época, por aquel entonces era Carlos I, y le explicó todo lo ocurrido. Mientras contaba la historia, le dijo textualmente: «El negocio de defender los intereses de la Corona me ha costado un ojo de la cara». Almagro había perdido algo tan valioso como ojo, pero a pesar de ello logró sacar adelante la expedición y la misión que España le había encomendado.
A partir de ese mismo momento, la expresión «costar un ojo» comenzó a hacerse muy popular entre los soldados españoles, quienes empleaban estas palabras para referirse a las misiones más arriesgadas y complejas. Y la cosa fue a más, porque posteriormente se difundió entre la corte y la sociedad de la época. Todos hacían alusión a la misma para referirse a la dificultad que conlleva lograr ciertas acciones. Y todo por aquel ojo que perdió Almagro en una expedición. Algo que ha dado origen a una expresión que ha perdurado durante siglos, por lo que en la actualidad costar un ojo de la cara se traduce en el significado que conocemos hoy en día.
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