No te fíes de todo lo que lees o escuchas por ahí. En español hay muchas alteraciones de las normas a las que tenemos que enfrentarnos cada día. Son los falsos mitos. Hoy, en Translation-Traducción, vamos a desmentir aquellas creencias populares del español que son falsas y que incluso ha confirmado La Fundeu.
Las mayúsculas no llevan tilde
¿Y por qué no iban a hacerlo? En español, las mayúsculas se rigen por las mismas normas que las minúsculas y la RAE nunca ha establecido ninguna normativa que dijera lo contrario. Entonces, ¿por qué empezó a decirse esto? Porque con las antiguas imprentas y las primeras máquinas de escribir tildar las mayúsculas resultaba poco estético y técnicamente complicado. Pero hoy en día no hay excusas.
El sufijo -nte no tiene femenino
Esta afirmación es totalmente errónea. Basta con pensar en algunas palabras en español que lleven este sufijo para ver que el género sí varía. Presidente/presidenta, regente/regenta, sirviente/sirvienta…
La hache es una letra muda
Como norma general sí, pero hay que matizar que no siempre es así. Esto resulta más evidente por la gran influencia de extranjerismos en el español, principalmente del inglés, del alemán o incluso del árabe. Se ha terminado por aceptar palabras como hachís, Halloween, hámster… Y al pronunciarlas, estas haches sí que tienen sonoridad.
Dos preposiciones no puede ir juntas
Está claro que no es lo más habitual, pero en español podemos encontrar dos preposiciones seguidas. Voy a por el pan, el aforo es de entre 200 y 250 personas, esto es muy justo para con la literatura… Son solo algunas secuencias que pueden abrirnos los ojos.
«Un vaso de agua» está mal dicho
No es muy común, pero algunas personas creen que decir «un vaso de agua/leche/sidra/alcohol…» es incorrecto porque se afirma que el recipiente está hecho de dichos fluidos. La preposición de tiene muchas acepciones, como la posesión (el ordenador de mi hermana), la causa (lloró de pena), el origen (venimos de Francia), el asunto o la materia (libro de ciencias), así como el contenido (plato de sopa o vaso de agua).
Se dice «manda uebos», en lugar de «manda huevos»
De hecho, son dos cosas distintas. Mientras que manda uebos es un arcaísmo que deriva del latín y significa «por necesidad», la expresión manda huevos manifiesta una idea diferente, pero no por ello incorrecta. El problema reside en la homofonía, pero es mera coincidencia. Ambas existen.
El gerundio es un peligro
Muchos manuales de estilo en español dicen que hay que evitarlo, pero más bien se tendría que rehuir de su abuso. El gerundio es un tiempo totalmente correcto en español, pero se debe utilizar cuando se relacionan dos acciones simultáneas. Es decir, con un sentido casual, consecutivo o concesivo. Por ejemplo, la frase «Trabajó en España, yendo después a Francia» usa un gerundio sin relación directa, por tanto erróneo. En cambio, «La lanzó contra la pared, haciéndola añicos», sí que expresa esta simultaneidad y el gerundio está bien empleado.
Las redundancias son siempre incorrectas
Las redundancias son repeticiones, no por ello son erróneas. En determinadas situaciones de comunicación son hasta necesarias. Por ejemplo, cuando se trata de ser irónico o enfático, cuando se pretende exagerar intencionadamente, cuando queremos asegurarnos de que el interlocutor nos entiende… Se encuentran muchas redundancias tanto en la literatura y poesía española como en el lenguaje cotidiano.
Almóndiga sí que existe
Algunas palabras como por ejemplo almóndiga, en lugar de albóndiga, sí que existen. Otra cosa bien distinta es que sea el término más adecuado. El uso lo marca el lenguaje y la RAE lo acepta, aunque también matiza que es vulgar. Vagamundo, murciégalo o toballa son otras palabras que recoge el diccionario académico español.
Si una palabra no la recoge el diccionario, no existe o no se debe usar
Todas las lenguas evolucionan a un ritmo vertiginoso y es prácticamente imposible que un diccionario incluya todas. Además, una cosa es la norma y otra bien distinta el uso. La sociedad es la que impone el lenguaje, las autoridades lingüistas pertinentes tan solo tratan de moldearlo.
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