La letra Ñ es una grafía que los hispanohablantes consideramos «muy nuestra». España, cañería, año, piña, acuñar, dueña, aliño, ñoño… Podríamos hacer un listado muy grande enumerando palabras con la letra Ñ. Sin embargo, ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene la letra Ñ? ¿Cuál es el origen de esta grafía tan representativa del español? Por decirlo de alguna manera, primero existió el sonido y después éste evolucionó a la grafía de la letra Ñ. No obstante, en Translation-Traducción vamos a explicarte por qué el español tiene la letra Ñ.
Si conoces otras lenguas cercanas, sabrás que tienen un sonido similar para el fonema /ɲ/, pero lo representan con dos letras en lugar de con una. Por ejemplo, en francés se recurre a la gn, como en champagne; en italiano a la gn, como en lasagna; en catalán a la ny, como en Espanya; en portugués a la nh, como en banho… En cambio, en español se utiliza solo una, la letra Ñ, ¿por qué? Antes de nada, diremos que no siempre fue así, pero para explicarlo mejor hay que remontarse al verdadero origen de la letra Ñ.
Hace varios siglos, cuando el latín era el idioma predominante en Europa, se carecía de este fonema nasal palatal sonoro. Por entonces había grupos de sonidos similares a la letra Ñ actual que se fueron adaptando con la evolución de las lenguas romances. Algunas de las grafías más comunes fueron: -yn-, -ny-, -nig-, -ign-, -nj-, -in-, -n-. Cada lengua romance lo hizo de una manera diferente, a veces alternándose e incluso llegándose a confundir o a utilizarse indistintamente, pero finalmente cada una se terminó decantando por una forma u otra.
Hasta aquí todo normal, cada lengua romance optó por una digrafía diferente para representar el fonema /ɲ/ en el caso del castellano se decantó por escribir nn. Sin embargo, la evolución no se quedó aquí, y esto se debe a la figura de los escribanos. Los escribanos de la Edad Media tenían que transcribir centenares de libros, así que no extraña que trataran de simplificar su trabajo y optaran por abreviar las palabras con doble n; para ello escribían una vez la letra N y le añadían una raya encima. En realidad la N con una raya encima seguían siendo dos enes, no obstante por motivos taquigráficos o simplemente por ahorro de papel, tiempo o tinta se terminó adaptando esta norma. La letra Ñ estaba germinándose, pero todavía no existía como tal.
En el Renacimiento, el uso de esta nueva grafía estaba totalmente extendida, aunque la raya se fue estilizando y ondulando para hacerla más vistosa. Poco más tarde, a mediados del siglo XVIII, la RAE tomó una importante decisión, que fue la de adoptar la letra Ñ como una letra más de su alfabeto. Esto lo hizo al incluirla en la segunda edición de su Ortografía. Podríamos decir que en 1754 nació oficialmente la letra Ñ, aunque el fonema nos lleve acompañando durante aÑos y aÑos.
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